
Pero el caso más paradigmático fue el de Wallada, la joven princesa omeya que en 1025, con apenas 17 años, abrió su palacio para ofrecer instrucción a hijas de familias poderosas e instruir a esclavas en la poesía, el canto y las artes del amor. Su turbulenta relación con el poeta Ibn Zaydun nos ha dejado algunos de los versos amorosos más bellos del periodo... y también los más satíricos, en los que se burla de su amado tras ser traicionada:
"A pesar de sus méritos, Ibn Zaydun ama
las vergas que se guardan en los calzones
si hubiera visto el pito en las palmeras
se habría convertido en pájaro abâbîl"
Todas las poetisas andalusíes, con Wallada a la cabeza, utilizaron su pluma para plasmar su mundo interior y loar a Alá, pero también para ridiculizar sin sonrojo a sus amantes, describir sin pudor sus artes amatorias o satirizar a sus enemigos. La cordobesa Muhya dedicó una parte de su obra a zaherir a la propia Wallada:
"Ha dado a luz y no tiene marido, se ha desvelado el secreto, ha imitado a María, mas la palmera que la virgen sacudiera para Wallada es un pene erecto".
El erotismo de sus poemas, en ocasiones explícito, se vislumbra en cada rima...'
extraido de público.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario